
El portentoso modelo del que tan sólo se fabricarán 250 unidades recurre exactamente a la misma motorización, que impulsa los modelos de carrera de la Copa John Mini Works Challenge, celebrada en algunos países europeos, es decir un 1.6 Turbo de inyección directa que eroga una potencia de 211 CV.
Cabe recordar que dicha mecánica basa su elaboración en el Cooper S al que aparte de modificar los sistemas de admisión y escape, que ayudan a la respiración de este tetracilíndrico se ha modificado la presión del turbo hasta los 1,3 bares, así como la relación de compresión, que pasa de 10,1 a 10,5:1.
De transmitir tanta potencia al suelo se encarga una caja de cambios manual de seis velocidades, que le permite lograr una aceleración de 0 a 100 km/h de sólo 6,5 segundos además de alcanzar una velocidad máxima de 238 km/h.
Para incrementar su mayor grado de eficacia también incluye como el John Cooper Works un diferencial autoblocante electrónico, que permite comprobar los límites del bastidor, siempre con la supervisión y seguridad de la electrónica, gracias a los correspondientes controles de tracción DTC y de estabilidad DSC, entre otros elementos.
Las suspensiones aparte de montar muelles más rígidos y barras estabilizadoras más gruesas que el resto de versiones rebaja la altura de la carrocería en 10 mm.
Para hacer la dirección tan directa como la de un kart se ha recurrido a una asistida electromecánica denominada EPS.
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